miércoles, 31 de diciembre de 2014

La valentía.

   El año pasado me propuse ser más asertiva. Y con sus complicaciones y sus dificultades lo he conseguido, o medio conseguido. Este año mi propósito para el 2015 es la valentía.
   Nunca había reflexionado sobre este tema, la verdad. Además siempre me he considerado una persona miedica, sobre todo en el aspecto físico, y no me gusta. Me dan miedo las alturas, los acantilados, las montañas rusas y un poquito el fuego.
   Pero últimamente me he dado cuenta de que hay una cobardía que me parece aun peor y es el miedo a vivir. Miro a mi alrededor y veo personas que están con sus parejas sin sentir pasión, solo por comodidad, porque es la persona adecuada, la chica que adorarán sus padres, pero que no les hacen sentir el deseo cada día. O parejas que se han creado una rutina y están juntas por no estar solas, el miedo a estar solo, el miedo a uno mismo. Gente que se levanta cada día para trabajar en algo de lo que no se sienten orgullosos y no cambian por miedo a la incertidumbre. O personas que desean sensaciones nuevas en su vida, un giro de 180º y no lo hacen por miedo a lo desconocido. Tambien veo personas que trabajan horas y horas porque no saben a que dedicar el resto de su tiempo, creo que por miedo a vivir.
   Así como en el terreno físico me siento cobarde, en estos otros aspectos me siento valiente. Aun así tengo miedo a esos miedos: a conformarme con sentimientos pocos intensos, a anteponer "lo que es adecuado" a la pasión, a acomodarme y no vivir. Tengo miedo a soñar demasiado, a que solo tenga la vida que deseo en mis sueños. A echar de menos lo que no tengo y de más lo que tengo.
   A veces nos imaginamos una vida perfecta y en nuestra mente encajamos como piezas de un puzle, todos los factores que harían que eso fuera posible: familia, trabajo, amigos, pareja y hasta mascota!! Sin embargo, cuando tenemos ese puzle encajado no nos sentimos como deberíamos sentirnos. Nos hemos preocupado de que todas las piezas sean perfectas, pero nos hemos dejado por el camino lo que nos hace grandes, lo que nos hace felices de una forma irracional. Esa pieza incorrecta e imperfecta, que no encaja bien, pero que es con la que soñamos despiertos cuando estamos solos en la ducha... En la que pensamos cuando suena determinada canción...
   Solo hay una vida y ahora es el momento para ser feliz, no mañana, no luego, ahora. Y los miedos comen por dentro, si ahora nos conformamos con algo que solo nos llena al 70% ese conformismo hará que pasen las horas, los días, las semanas, los meses y llegará un momento en que descubramos que la vida quizás nos ha sido cómoda pero no ha sido intensa. Viviremos, e incluso viviremos "bien" pero sin haber vivido realmente.
   Quiero que mi vida sea un reflejo de mis sueños, y no que mis sueños sean reflejo de mis frustraciones. Quiero que cada día valga. Quiero cumplir mis fantasías. No lamentarme de lo que pudo haber sido, si esa posibilidad estuvo en mi mano. No quiero ser templada. Quiero deseo.
   Que no haya miedo que nos impida vivir.
    Deseo la valentía en el 2015.


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Los Canjorros. Paseando entre hadas.

   Que difícil me resulta siempre escribir de los sitios que más me gustan. Quizás por eso que comento que me es más fácil escribir triste y en estos sitios me casi imposible estarlo. Pero hoy, con añoranza de verano, os quiero acercar uno de mis rincones, de esos sitios donde mi mente, esté como esté, hace un kitkat para gozar. Los Canjorros, en Padules. 

   Padules es un pueblito típico de la Alpujarra almeriense. Un pueblito pequeño y bonico, pero como otros muchos que hay por la zona. En estos últimos años es pueblo ha cogido auge por la popularidad de Las Canales, un rinconcito con pozas de lo más bonito y agradable, con su chiringuito, su merendero y demás. Dicen que en verano está muy masificado, pero cuando yo he estado he disfrutado de un rincóncillo agradable. Pero siendo un sitio bonito, no es para mí un sitio especial.


  Por el mismo camino, como medio km antes de llegar a las famosas Canales, nos encontramos con el paraje de Los Canjorros. Antes de continuar tengo que decir que la carretera es malísima. Y cuando llegas tienes dos opiciones, la primera, un aparcamiento gestionado por el ayuntamiento que cuesta un euro. Eso si, desde ahí a Las Canales se ha de andar 2km. en pendiente, (que de bajada está genial, pero de subida no me lo quiero imaginar). Para los que no desean darse el paseo pasar de ese punto con el coche cuesta 10€. Vale puede sonar excesivo, pero por lo que nos comentaros, el exceso de coches y de personas estaban deteriorando el paraje y de esta lo están intentado evitar. Quizás no sea la mejor forma, pero bueno...

   





Nuesta gran idea de ese día era hacer una ruta de arroying desde Los Canjorros hasta Las Canales. Gran idea! Magnífica idea! Idea perfecta!!! La ruta en si es algo menos de un km, pero al ser por el río tiene una dificultad media y se tarda entre una hora y media o dos en hacerla. Es aconsejable hacer la ruta en verano, porque es en la época en la que menos agua lleva el Andarax. Y tambien hay que tener en cuenta que no vaya a llover no solo en la zona, tampoco en la parte alta de la Alpujarra. El  río esta enclavado en un cañón de gran altura, por lo que un rescate en caso necesario me parece que sería muy complicado. Vamos, que te rompes una pierna y a pesar de estar a 500 metros de la salida te puedes quedar ahí esperando! 

   


Y que te vas a encontrar? Por qué es tan especial? Te vas a encontrar un conjunto de pozas de distinta profundidad, la más profunda de 1,5m de profundidad, más o menos. En la mayoría el agua nos llegaba solo sobre la rodilla. Y entre poza y poza cascadas también de diferente altura. La ruta la hicimos contracorriente y a pesar que subir por las cascadas no es sencillo, la ruta se hace amena. Tambien hay cascadas más grandes, ya que como os he comentado el Andarax forma un pequeño cañon en esa zona y por las paredes de ese cañón se forman caidas de agua para mi gusto preciosas. Cada curva que dibuja el río descubre un paisaje sorprendente y precioso.

   


   Nuestras únicas compañeras durante todo el trayecto fueron las libelulas. Me contaron ese día que en realidad las hadas tienen prohibido contactar con humanos. Pero son curiosas y les gustamos, entonces de vez en cuando se transforman en insectos, en libelulas y nos observan desde el anonimato que les da ser un bichillo. Por eso, si tienes un deseo, se lo puedes contar al oido y dejarla que vuele. Ellas se encargarán de que se haga realidad. A mí. Los Canjorros me pareció un refugio perfecto para las hadas... Aunque al igual que las estrellas fugaces, aun no me han cumplido mis deseos... Paciencia...