sábado, 7 de abril de 2012

Tal día como hoy...

... cambió mi vida.

   Hay pocos momentos que te cambian la vida. Muchos días en que notas que todo es diferente, pero hay muy pocos en los que descubres que hay un "antes y un después". Cuando pensamos en esos días siempre pensamos en momentos de grandes parafernalias, sin embargo, los días que han cambiado mi vida ha sido  siempre sencillos, inesperados, discretos, pero hondos. Supongo que muy en mi linea, que no me van las grandes muestras si no las cosas sencillas e inesperadas.
   A partir de ese día, casi sin darme ni cuenta, mis rutinas cambiaron, me despertaba soñando, mis sueños, esos que se despertaban conmigo, empezaron a volar con el viento del sur, nuevas palabras llegaron a mis oídos, nuevos colores a mis ojos y sobre todo, descubrí lo que quiero y lo que no, lo que deseo y lo que no. Y aprendí a mostrarme sinceramente, para lo bueno, para lo malo. A no sacar mis pinchos de eriza. A ser más intensa y a escuchar un poquito más a mi corazón, que a veces mi razón hablaba tan alto que no lo escuchaba...
   Sería injusto decir que mi vida mejoró a partir de aquel día y más injusto decir que empeoró. Ha habido momentos de grandes sonrisas y grandes lágrimas en este tiempo. Pero si es justo decir que aprendido, que mi vida se ha vuelto más intensa. Cada sentimiento ha salido desde lo mas profundo de donde puede salir un sentimiento. Redescubrí que vivir solo se puede hacer con mayúsculas, que no hay peor deseo que el templado y que los sentimentos, como la luna, solo pueden crecer o decrecer. Y que hay verbos que solo tienen sentido si crecen... VIVIR, SENTIR, SOÑAR, APRENDER, AMAR...
   Hoy esa luna estaba lo más grande que podía estar, frente a mi ventana, escondiéndose tras la montaña para dejar que brillara el sol. El sol y la luna, compartiendo cielo. El sol y la luna acompañándome en mis sueños del amanecer...
  Hoy ha cobrado más sentido que nunca esa frase que tanto he repetido en mi vida de "Compartir es vivir"...