jueves, 21 de noviembre de 2013

Mantequilla o tulipán?

   Hoy os dejo una canción que tiene más sabor a veranito que a otoño. Es de estas canciones que he bailado y gozado millones de veces, tanto en su verión original del gran Carlos Berlanga, como en esta versión de La casa azul.

  Cuando me siento mal suelo hacer unos "truquillos" para cambiar mi estado de ánimo, a veces funciona y otras veces no, para que nos vamos a engañar! Pero oye, las veces que funciona para mí se quedan!
Lo primero que hago es sonreir, como chocolate o helado, a veces hago deporte o duermo y muchas veces pongo música divertida. En eso estaba esta tarde cuando primero he oido y despues he escuchado esta canción. En realidad creo que representa muy bien mis pensamientos actuales.
  No quiero que penseis que estoy triste o algo por el estilo, porque no lo estoy, pero si que es cierto que rondaba en mi cierta melancolía.
   A pesar de que muchas veces me han dicho "no cambies" determinadas actitudes y conversaciones me han hecho sentir que debía cambiar. Que debía sentir cosas que no siento y sobre todo al reves, que debía dejar de sentir cosas que siento. Me repiten que todo está bien, que mi vida es como debe ser, que esto es lo que debo desear, que debo dejar de querer lo que quiero, o por lo menos hacerlo en silencio y sin molestar ni importunar a nadie. Yo lo intento, una y otra vez lo intento, una y otra vez me doy contra la pared de mi misma. Y lo siento, pero pasados los meses no he cambiado. Lo siento de verdad, no he cambiado,solo  he tratado de disimular mi realidad. Como dice la canción, me imagine otra identidad que no era yo, imité a los demás, hice lo que se supone que debía hacer para que todos (menos yo) se sintieran cómodos y bien. Me porto bien, soy una niña buena, hago y digo lo que se supone que debo hacer y decir. Incluso a veces me siento sumisa. Pero no es la realidad. La realidad es que no solo que no he cambiado si no que ya no me siento mal por ser y sentir como soy y como siento. Que cada día me importa menos lo que piensen los demás, porque si no me quieren, que se vayan, y si me quieren, que me acepten tal y como soy.
   Corro el riesgo de que nuestros puntos cada día se alejen un poco más, pero es que en realidad ya me estaba alejando antes, solo que nadie más que yo se daba cuenta...
   Y a pesar de estar en pleno invierno, entro en fase de descongelación!